14.9.07
EN PLENO CASTING
A continuación presento fotos de los castings realizados esta semana. Como siempre, borro las caras para evitar inconvenientes con la confidencialidad de los castings.
10.9.07
SELECCIONANDO EL CASTING
Hoy tuvimos nuestra importantísima reunión de casting de la nueva telenovela de RCTV. Lo que presentamos en la reunión fue el resultado de horas y horas viendo fotos, fichas, nombres, edades, llamadas, mánagers, kilos, más fotos, más fichas, más mánagers. Y así una y otra vez para seleccionar nuestras postulaciones a los distintos personajes. A veces era obvio que un actor estaba perfecto para un personaje, otras dudábamos y comparábamos y buscábamos mejores opciones. A veces no era el que nos habíamos imaginado el que era seleccionado, a veces sí, a veces aparecía alguien mejor que nuestra propuesta. Constantemente evalúabamos la importancia de cada rol, lo que queríamos obtener de este producto, la manera como funcionaría con los que serían sus familiares o parejas. Siempre buscando la mejor combinación posible de los actores con los que potencialmente contábamos. Fue un trabajo bien interesante. Esperemos que el casting se confirme para poder empezar a poner caras definitivas en nuestros personajes.
ARRIBA ESTOY AL INICIO DE LA REUNIÓN CON LAS PROPUESTAS INICIALES, EL BRAZO ES DE JHONY PULIDO, GERENTE DEL PROYECTO. ABAJO SE OBSERVA EL RESULTADO DESPUÉS DE MOVER LAS FOTOS POR HORAS. LAS CARAS ESTÁN BORRADAS PARA EVITAR REVELAR SECRETOS DEL PROYECTO.
8.9.07
COMENZANDO UNA NUEVA NOVELA
Al terminar "Te tengo en salsa", la novela en la que fui Director de Exteriores, y luego de trabajar por unos dos meses en un proyecto con una Productora (Alter Producciones) que realizaba una serie para RCTV, pues me fui de vacaciones.
Regresé de un mes en España para encontrarme con la buena noticia de que en la nueva novela, a la que yo sabía que iba como Director de Exteriores, pues no. Mucho mejor que eso: me habían designado Director General.
Para los que no saben de estas cosas, cada novela tiene varios directores, el "director general", que desarrolla el concepto, define los lineamientos y es de algún modo la máxima autoridad creativa del proyecto (aunque en televisión uno nunca es la máxima autoridad de nada), luego está el "director de exteriores", responsable de, según los lineamientos marcados, grabar las escenas que sean en exteriores (porque el director general hace normalmente las escenas de estudio) y un tercer director, perteneciente a un grupo denominado "Caballo de Troya", que se encarga de las escenas especiales que pueden ser resueltas con una sola cámara y con equipo mínimo.
Pues este nombramiento implica que si ya antes estaba en la candela creativa, pues ahora soy el que debe mantener encendido ese fuego en todo el equipo.
De más está decir que estoy muy feliz, muy emocionado y muy ocupado con este nuevo proyecto.
Trataré de dar desde aquí un seguimiento a todo el proceso de hacer una novela desde mi perspectiva, y por supuesto teniendo de marco el más espeluznante momento histórico-histérico que ha vivido este país.
EN LA FOTO, CELEBRANDO CON NUESTROS MARAVILLOSOS PROTAS DE "TE TENGO EN SALSA" EL DÍA DE LA ÚLTIMA GRABACIÓN: LUCIANO D'ALESSANDRO Y ESTEFANÍA LÓPEZ. TAMBIÉN EN LA FOTO EL GRAN "CACIQUE" UNO DE LOS MEJORES CAMARÓGRAFOS CON QUE HE TENIDO LA SUERTE DE TRABAJAR.
13.4.07
EL PAÍS, LA POLÍTICA, LAS TELENOVELAS Y EL PLANO REACCIÓN
Esta es una escena característica de una novela: la malvada contrafigura irrumpe en la casa de la protagonista y le dice que va a acabar con ella. La pobre prota replica algunas cosas, que son respondidas con odio infinito por su contrincante hasta que se acaba el libreto de la escena. Y es ahí cuando aparece el sujeto de este artículo: entre el último parlamento de la escena y la coletilla de salida a comerciales, los actores entran a los “planos reacción”. Es ese rato en que los personajes se miran entre ellos inactivos como retándose, como incitándose, como desconcertados, como llorando, como cínicos, como tragando grueso esperando un tsunami que resuelva todo, como preguntándose que carajo hacemos aquí mirándonos tanto rato.
Es una situación de tanta tensión, que usualmente a mi me gusta prolongarlos en las grabaciones, y atrasar la palabra “corte” o “negro” o “vamos a chequearla”, para esperar que de tanto aguantar la tensión los actores rompan a reírse.
De donde le salió a la telenovela este elemento tan identificativo, que todos digerimos normalmente, que a nadie le extraña. Tomás López-Pumarejo, en su libro “Aproximación a la Telenovela”, plantea que estos planos reacción son importantes para que el espectador haga su propia interpretación de lo que continuará, y así aguantar el corte comercial para ver si el resultado de la escena es el que imaginó al ver los planos reacción.
Yo no sé. No estoy seguro que sea eso. Porque (ahora viene la cosa política y del país, para que no piensen que el título era un engaño) he comenzado a descubrir que el plano reacción es tan inherente a los venezolanos como a la telenovela, sobre todo en estos últimos tiempos.
Si no comparten mi opinión imagínense la telenovelización de esta escena que les voy a narrar: Un grupo de personajes imaginarios y opositores marcha en contra de Chávez y logran convocar un referendo revocatorio. Se convencen de que el revocatorio lo van a ganar y felices van a votar contra Chávez. Salen eufóricos a esperar el ansiado resultado que nos liberará de la pesadilla que ha sido este espeluznante gobierno bolivariano. Todo va de lo más telenovela de horario todo público. Pero el perverso escritor de esta telenovela que nos imaginamos, da un giro dramático al escribir una secuencia desgarradora. Pone en una trasnochada cadena nacional al CNE para corroborar nuestra peor pesadilla: Perdimos. Todas nuestras esperanzas desaparecen en una sola escena. Como si no fuera suficientemente horrible, traen dos actores internacionales, por un convenio entre nuestra televisora imaginaria y la OEA y el Centro Carter. Creemos que ahora sí tenemos una esperanza, pero al final de nuestro capítulo imaginario de ese día, se confirma la desgracia: ganó, ganó y ganó. ¿Que hacen nuestros actores imaginarios? Suponíamos que se lanzarían en una lucha titánica defendiendo sus ideales, su certeza de que les hicieron trampa, su voto. Pero no. En contra de todo lo que hubiésemos esperado, hicieron lo que un típico personaje de telenovela: ¡Planos reacción! Se quedaron en planos reacción. Nada más y nada menos que los planos reacción más largos de la historia televisiva, de la historia nacional, y de la historia política de Venezuela.
¿Porqué los personajes no continuaron con su sueño de novela? ¿Qué hacían? ¿Qué hacen? Pues como en la telenovela, solo se miran entre ellos inactivos como retándose, como incitándose, como desconcertados, como llorando, como cínicos, tragando grueso como esperando un tsunami que resuelva todo, como preguntándose que carajo hacemos aquí mirándonos tanto rato.
Pero aquí viene lo peor, se quedan en planos reacción por minutos, horas, días, meses y ya van casi tres años desde esa triste escena y no terminamos como sociedad de dejar los planos reacción. Inactivos, cargados de muchísima tensión, pero inactivos. ¿Será que esto no era una telenovela? ¿O será que nos imaginamos una novela que no era posible? ¿Y si no es una novela? Ya sé. Entonces es una película de terror durísima, de terror de los buenos, porque no se ha terminado una secuencia aterrorizante, cuando entramos de una vez en otra peor.
No sé. No sé. (Insertar aquí un buen plano reacción)
Yo por mi parte me he propuesto tratar de informarme, pensar, entender… y escribir este blog, a ver si logro salir de la maldición de mi propio plano reacción. Sin embargo, como un simple director de telenovela que soy, no me queda sino dejar que mis actores imaginarios sigan ahí todo el tiempo posible hasta que la tensión sea tal que exploten, ojalá, en una relajante y plácida carcajada como cuando grabamos nuestra telenovela.
7.4.07
UNA NOVELA CON UN PATRIMONIO NACIONAL
Dedicado con mucho cariño a una de las mujeres más hermosas que este trabajo me ha permitido conocer: Susana Duijm.
Un día, cuando dirigía la 2da unidad de exteriores en la telenovela "Amor a palos", nos tocó grabar la graduación de Ana Jesús (Norkis Batista) quién por fin terminaba sus estudios de derecho. El lugar escogido para la grabación fue el auditorio que está dentro del Jardín Botánico, que pertenece a no sé que departamento de la UCV, y que por cierto está impecable.
Tuvimos que esperar mucho mientras los maquillaban y arreglaban a todos, porque siendo la graduación de la protagonista estaba casi todo el elenco, además de no menos de 40 modelos (extras) que harían de graduandos o familiares.
Como parte del elenco citado ese día estaba nada menos que Maya Jhonson, abuela de Ana Jesús interpretada por la deliciosa Susana Duijm. Para los que no son venezolanos, ella fue la primera Miss Mundo de Venezuela y una indiscutible reina permanente de este país.
La anécdota es que Susana, quién fuma como desesperada, y permanecía tranquila en las afueras del auditorio fumando un cigarro tras otro, finalmente es llamada a grabar. Ella tranquila, sabiendo que es una reina, viene al auditorio con su gran cigarro prendido. Yo, que trato de ser muy respetuoso de los actores, pero que idolatro la obra de Villanueva, me acerco a ella y le digo que perdone, pero que no puede fumar dentro del auditorio. Ella me mira, respira, sonríe con esa sabiduría que dan los años excelentemente llevados, y me pregunta por qué. Yo, pidiendo disculpas, le digo que lo que pasa es que este auditorio, así como toda la Ciudad Universitaria, es patrimonio nacional.
Susana inhala nuevamente su cigarro, y con el pulmón lleno de humo me responde: "¿Y que? Yo también soy patrimonio nacional"
Por supuesto que le permitimos a Susana Duijm que fumara cuanto quisiera en ese auditorio, en la biblioteca adyacente, en el salón donde guardan insectos desde el siglo pasado, y hasta me ofrecí para ponerle un cenicero en una mismísima nube de Calder del Aula Magna si así le provocaba.
Porque cuando se ha irrespetado un patrimonio nacional, hay que hacer algo para corregirlo.
¿SE PUEDE SER "TRASCENDENTE" EN UNA TELENOVELA?
Cuando uno viene del teatro, y más aún del teatro de arte, donde la discusión de las ideas, los planteamientos estéticos, los temas tratados y la difusión de nuestro trabajo persigue algún tipo de trascendencia, uno tiene permanentemente innumerables cuestionamientos sobre la actividad televisiva y más aún sobre las telenovelas. Uno no sabe si estás renunciando a trascender o si por el contrario estás evolucionando con el mundo hacia el terreno de lo audiovisual, que a decir de algunos estudiosos es la nueva estación en la que se detendrán las manifestaciones humanas del futuro. Sin embargo, por más esfuerzo que uno haga, un director de teatro, acostumbrado a ser un poco la estrella, con las entrevistas para sí, con un cierto nivel de cobertura en los medios, y con un reconocimiento del sector cultural que masajea suavemente el más ascético ego, termina escondiéndose y volviéndose totalmente anónimo en medio de la vertiginosa industria televisiva. Entonces surgen las dudas: ¿Será que mi trabajo artístico dentro de este proceso de producción está tan desdibujado que no trasciende? ¿A alguien le importa? ¿Nos resignamos a desaparecer? ¿Que pasará con nuestro grano de arena en una telenovela? ¿Será que alguien se da cuenta de algún planteamiento que hacemos con ánimo de ser de avanzada? ¿Estaremos trascendiendo con nuestro trabajo?
Estas dudas inagotables tuvieron una respuesta taxativa una mañana en una calle de Montalbán.
Nos disponíamos a grabar una secuencia en la que nuestro protagonista (Luciano D’Alessandro) iba en su carro, se encontraba a la protagonista (Estefanía López) caminando por la calle en medio de llantos, la montaba en el carro, y se la llevaba de allí. La contrafigura (Mirela Mendoza) venía bajándose de un taxi y al darse cuenta de que Adriana le quería -una vez más- robar a Carlos Raúl, emprende una persecución a pie, en la cual se encuentra a César Román (Eduardo Orozco) quién decide acompañarla en su persecución a carrera limpia. Todo muy normal para ser una telenovela.
Sin embargo el destino nos deparaba las respuestas a nuestros profundos cuestionamientos sobre la trascendencia de nuestro trabajo en televisión.
Siendo escenas de calle, la producción pauta un pequeño grupo de extras (para quienes RCTV ha encontrado la eufemista denominación de “modelos”) quienes tienen la tarea de caminar por las solitarias calles de Montalbán para que por cámara no se vean tan solas y feas como están.
Por costumbre en cada pauta converso un rato con los modelos, pregunto sus nombres y pregunto en calidad de qué han sido pautados. Algunos serán taxistas, otras señoras en la calle, otros dueños de kioscos, y cualquier otra cosa que pueda ser necesario y que se le haya ocurrido a las personas que hacen la pauta, o que yo mismo haya pedido por algo en especial. Para mi es muy importante conocer los nombres de los modelos, de manera de poder darles instrucciones por el talk back -o tolbác, o torbac, según sea quien lo diga-, el sistema de amplificación de audio que permite que el director imparta instrucciones a actores, modelos, utileros, etc. Si no sabes como se llaman terminas llamándolos “la muchacha con la camisa azul”, o “el joven de pelo largo” cuando necesitas darle indicaciones como que se muevan a la derecha o que caminen más lento.
Pues ese día apenas comenzaba mi rutina de preguntar cuando me encuentro con una muchacha delgada, normal, graciosa, echada para adelante, de esas que a pesar de todo lo que tengan en contra, tiene la actitud de que tienen todo a favor, o por lo menos que se va a ubicar detrás de los actores en esas escenas de desencuentro amoroso, de manera de ser vista por sus familiares, por sus amigos, por sus vecinos y hasta por algún productor que algún día descubrirá en su cara la nueva Penélope Cruz, pero claro, no de Madrid, de Montalbán.
Luego de los saludos de rigor, cuando le pregunto su nombre, ella entiende que le estoy preguntando que papel va a desempeñar el día de hoy. Hasta este momento esperaba que me dijera madre, mujer que trota, vendedora, o lo que fuese. Yo sabía que igual iba a caminar por la acera cuando Adriana llorara frente a Carlos Raúl, para no ver tan blanca y pelada la pared posterior. Sin embargo, la que ahora deja a Estefanía López y su personaje de Adriana en el camino y se transforma en la verdadera protagonista de nuestra historia, responde sin ningún tipo de remordimiento, con el orgullo de haber sido pautada en una escena de los protas, y con sus veinte años a cuestas, que ella fue pautada como “trascendente”.
Por supuesto creo que me engañan mis oídos, y repregunto. Nuestra amiga que acaba de dejar la oruga de “modelo-extra” para surgir como la mariposa protagonista indiscutible de ese día, repite aún más orgullosa: “Vengo de trascendente”.
Como los portuguesitos a quienes se les apareció la Virgen de Fátima, o como el indio Juan Diego ante la Guadalupe, yo me niego a creer que eso es cierto. Cuan equivocado estaba.
Me lanzo con una explicación de la palabra trascendente, de los pensadores que han trascendido con sus escritos, de los pintores que han trascendido con sus obras, de las civilizaciones que han trascendido con sus edificaciones. Y le trato de explicar, muy respetuosamente (bueno más o menos respetuosamente), que no dudaba que algún día ella pudiera trascender, que creara la cura del cáncer, ganara un premio en Cannes, o escribiera un libro que revolucione la manera como vemos el mundo, pero que ese día, en esa calle horrorosa de Montalbán, en esas escenas de “Te tengo en salsa”, no veía como podía ser trascendente.
Cuando ya yo nombraba a Platón y a Picasso, y me disponía a seguir con las referencias eruditas, la joven, manteniendo su posición, hace lo que las vírgenes a Juan Diego y a los portuguesitos: me muestra pruebas. Toma su cartera, saca con cuidado el papelito que le entregaron en reparto en RCTV, lo desdobla y me lo pone enfrente para que lo lea. Y me dice “¿Ves?”.
Pero así como en una telenovela, en la que todos vivimos engañados y tarde o temprano nos enteramos de la verdad, me toca a mi dar el parlamento de final de capítulo: “Aquí no dice trascendente, aquí lo que dice es transeúnte”.
Luego de un silencio en el que yo no podía contener la risa ni un segundo más, la señorita, sin amilanarse ni un poquito en sus deseos de trascender, me replica: “Transeúnte, trascendente, no es lo mismo?”
Tuve que pasar muchos días pensando sobre este tema, contándolo como un chiste a mis amigos, recordando el orgullo de la señorita, para finalmente darme cuenta que ella tenía razón. Entendí todo. Ella tenía razón y no yo. ¿A quién le importa ser trascendente o ser transeúnte? ¿A la hora de la verdad no es lo mismo? ¿Si las palabras se parecen tanto por algo será? ¿Quién dice que es más trascendente Platón que la modelo en Montalbán? ¿Sabrá esta niña quién es Platón? ¿Lo sabrá algún día? ¿Cuanta gente en este país ha leído a Platón? ¿Cuantos vieron esa escena de los protas en Montalbán cuando fue transmitida?
Por mis humildes conocimientos del venezolano promedio, tengo la impresión que mucha más gente vio a la transeúnte trascendente en “Te tengo en salsa”, que la página dos algún libro con los “Diálogos” de Platón. Entonces ¿quién tiene la razón?
Creo que la cultura está cambiando tanto, tan rápido, en direcciones tan inusitadas, que es dificilísimo plantearse la trascendencia. Lo efímero manda, lo rápido, lo superficial. Nos atomizamos tanto cada día como sociedad, y quemamos nuestros cartuchos con tal deleite, que nuestra anhelada trascendencia de cuando solo nos dedicábamos a ser directores de teatro parece un lejano recuerdo de una vida pasada, que si no fuera por una caja llena de recortes de periódico en el maletero, dudaríamos de su existencia.
No sé que es lo que va trascender en el futuro, pero tuve la suerte de conocer a alguien que sabía que en el preciso instante en que le tocara caminar en una calle de Montalbán siendo fondo al amor de dos protagonistas de una telenovela venezolana, iba a ser total y absolutamente trascendente.
Yo por lo pronto, con una vida intentando encontrarme como artista, me acabo de dar cuenta que tengo que conformarme con ser… un simple transeúnte.
6.4.07
RESTEADO CON RCTV
Esta nueva muestra de autoritarismo de este incapaz gobierno, solo trata de acallar las voces disidentes. Y que no digan que es que nada más que la concesión (según sus abogados) venció, eso lo creería si esta medida se estuviera aplicando también a Venevisión o Televén, a quienes les estaría venciendo también.
Lo que ellos creen es que van a lograr la anhelada hegemonía informativa, pero tengo la impresión de que se equivocaron de época, de país, de sistema político y por sobre todo se equivocaron de pueblo. Porque los venezolanos no somos fáciles. No digo que seamos los más demócratas, ni los más conocedores de nuestra situación, ni que tengamos la mejor oposición del mundo... pero lo que sí somos es bien malmandados, no nos gusta el maltrato y ni el autoritarismo y vamos por el canal que nos provoque a la velocidad que nos provoque respetando las leyes que nos provoquen. Y si nos quieren obligar a ir en un camino, sea este bueno o malo; terminaremos reaccionando como lo hemos hecho en buena parte de nuestra historia, con la seguridad de que podemos defender lo nuestro. Al precio que sea.
PRESENTACIÓN de mi primer blog TELENOVELA REVOLUTION
Aunque la novela está por terminar (le falta un mes más o menos), quise experimentar esto del blog, y ver si de verdad era interesante para alguien un diario de un director de Telenovelas.
Trataré de nunca irrespetar a nadie, de hablar poco de política, de ser muy honesto y de que no me odien mis compañeros de trabajo.
Si no resulta así cerraré esto y listo.
No estoy totalmente claro del enfoque del blog, ni tampoco a quien va dirigido. Podría hablar de la experiencia de dirigir telenovelas desde el punto de vista de la resolución de las escenas, desde un punto de vista más técnico, o podría ser más bien reflexivo sobre la actividad televisiva y sus implicaciones, o tal vez podría hacer un blog de anécdotas del trabajo diario.
Mientras exploro esto de hacer blogs, estaré explorando que me resulta más interesante. Ya veremos por donde se va esto.
Mientras se aclaran estas cosas, te invito a acompañarme en esta tarea y desde ya siéntete cordialmente bienvenido.